#ElPerúQueQueremos

Cartas a medianoche

Publicado: 2011-01-26

Cada día, en este caso cada noche, en estas noches de menos de cero grados centígrados que nos están obligando a quedarnos en casa o a abrigarnos y quedarnos en casa o a prepararnos un caldo y enfermos quedarnos en casa, son más continuos los gestos que, quizá porque tiritan o porque dan saltitos sobre sí mismos, sin bailar, dejan que veamos las marcas que la soledad deja en el rostro mientras la tenemos oculta. Frío y viento no importan, pero cada día, en esta Madrid nocturna, son más las personas que al parecer rendidas arrastran a este personaje de invierno y de distancias y que, libre y fiero, va inoculando esa su sonrisa de perfume a nostalgia y a césped fresco sobre todos aquellos que queremos que no. Sí, que el frío acompañe pero que no acorrale.

¿Qué hacer? Caminar. Pero a veces eso es peor. Entonces caminar y buscar alguna solución o caminar y dejar que bajo el semáforo peatonal, después de encontrar un rostro amable al frente y que va en sentido contrario, adviertas de algo tan sencillo como seguir caminando. Abrigarse, colocarse la música y seguir una calle más allá. Hasta que la tos diga basta.

Tal vez por eso cauto me refugio estos primeros días. Y desde mi ventana no es poco lo que puedo ver. Eso sí, echo de menos la lluvia que junto con el humo de una chimenea difuminan un poco más la noche y su tormenta.

Y solo por hoy me asomo desde una ventana para poder comprender cómo se puede acompañar desde casa, sin pensar que no estás dentro.

Fotos de Ivana


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La noche olivastra

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